Un bocadillo de 20 metros

Hacer desaparecer un bocadillo de 20 metros en sólo 60 minutos. Ese es el reto al que se han enfrentado los 115 chicos que se alojan en la Residencia Universitaria de Caja Badajoz (Rucab). «La primera prueba que les puse es comerse una hamburguesa de dos kilos en 40 minutos, pero hasta ahora nadie lo ha conseguido», asegura Pedro Méndez.

Él es el responsable del servicio de catering y de la cafetería de esta residencia estudiantil y lleva tiempo empeñado en fomentar la amistad y el compañerismo entre los universitarios que hacen uso de unas instalaciones por las que ya han pasado miles de jóvenes extremeños. «A mí no me gusta que hagan grupitos entre ellos ni que haya alguien que se quede un poco descolgado, así que pensé en algo que pudiera unirlos a todos».

Finalmente, el reto se llevó a cabo el jueves por la noche y el premio en caso de conseguirlo era un barril de cerveza gratis. «Realmente ese barril se iba a beber de todas maneras: yo lo ofrecía gratis si se comían el bocadillo y ellos lo pagaban si no lo lograban».

Antes de comenzar, Pedro Méndez no se atrevía a hacer un pronóstico, porque el pan que había adquirido, en trozos de 2,5 metros de longitud, había sido elaborado en un horno oliventino que fabrica pan de tipo portugués. «Y dentro lleva queso fundido, filetes de lomo, bacon, pimiento frito, rodajas de tomate y mayonesa», presumía Méndez.

El bocadillo fue preparado de tal forma que las uniones de los tramos de pan apenas se notaban y hasta el último momento fue una sorpresa tanto la anchura como la altura que alcanzaría el inmenso bocata. «Normalmente los chicos comen más que las chicas, pero no sé qué puede suceder», explicaba el hostelero minutos antes de iniciarse la prueba.

Hamburguesa de dos kilos

Cuando hacía esas declaraciones, hablaba con orgullo de la hamburguesa de dos kilos que sirve los martes y jueves a los «valientes» que se proponen meterse entre pecho y espalda ese suculento plato en el tiempo récord de 40 minutos. «Lo hacemos al estilo de ese programa de la tele que se llama Crónicas Carnívoras, aunque en nuestro caso utilizamos un kilo de carne de cerdo y ternera elaborada por nosotros mismos, nada de precocinados».

El día que algún alumno consiga terminar la hamburguesa en solitario será premiado con cinco litros de cerveza gratis, pero hasta el momento nadie lo ha conseguido.

Este jueves, hubo dos que lograron dar fin a la hamburguesa, pero el mérito era menor porque «tan sólo tuvieron que comerse un kilo por cabeza».

Algo parecido ocurrió con el bocadillo de 20 metros. El relleno desapareció, salvo algunas rodajas de tomate, pero hubo algunos estudiantes que no terminaron el pan. Aún así, no renunciaron al barril que les habían prometido en caso de éxito y decidieron pagarlo de su bolsillo -un euro por estudiante- para saciar la sed que les había dejado el pan.

El reto tendrá que esperar, pero en la cafetería de la Rucab están satisfechos con el resultado conseguido. La prueba que se puso a los universitarios sólo era una excusa para fomentar el compañerismo entre los residentes, un objetivo que se consiguió con creces. «Estas actividades están bien, pero aquí también apostamos por otras cosas que son importantes. Ahora estamos haciendo una recogida de alimentos para la ONG El Arca de Noé. Se trata de disfrutar y colaborar con quienes más lo necesitan», concluye Pedro Méndez.